25 de junio de 2007

bueno mami, come tu mamey

rrrrrrrrrrecuerda que esto no es casualidad mami..!!!

Nótese la mirada libidinosa de las mujeres al encontrar el erótico fruto. Bueno, la verdad es que aparte de la risa y -hasta cierto punto- la vergüenza que nos generan siempre estas inolvidables producciones nacionales, lo cierto es que este y otros videos definen una época para más de uno (incluido el suscrito) y ahora el sentimiento que sobresale al verlos no es otro que la puritica Nostalgia.

No es mi naturaleza confrontar, pero si a alguien no le gustó este post, recuerden lo que dice la canción:
que critiquen todo,
todo lo que quieran,
si lo que yo pienso aquí,
se lo digo a mi manera...

20 de junio de 2007

rarezas

En realidad el título bien pudo ser "manías", "loqueras", incluso "playadas"; el punto es que todos tenemos un conjunto de rarezas que otros podrían calificar como cosas extravagantes y hasta incomprensibles, pero que igual nos definen como personas y nos alejan un poco de la falaz idea de normalidad que todos intentamos aparentar. Así que acá les van algunas de mis rarezas:

1. A un libro nuevo (sólo para libros de verdad, no cuentan los de la U o el brete) no le pongo mi nombre hasta el propio día que empiezo a leerlo. Aunque ya es mío, pagué por él, no lo hago oficialmente parte de mi colección hasta que inicio su lectura. No sé a qué se debe, ciertamente no es miedo a que no me guste y que por ende lo vaya a cambiar o algo por el estilo, pero igual simplemente no puedo hacerlo antes.

2. Considero algo atroz empezar un libro y no terminarlo. Muchas veces he tenido que soportar novelas francamente espantosas sólo porque no me parece correcto mandar el trabajo de un autor al quinto carajo. A esta rareza no le encuentro una explicación lógica (solidaridad entre colegas... seás picha!). Hasta ahora, el único libro que me he atrevido a dejar luego de varias páginas, es "Ulises", de J. Joyce: será uno de los grandes clásicos, pero igual no pude con él (sigue esperando en mi mesita de noche).

3. No soy fanático (ni esclavo) del Orden, tampoco me voy al extremo de tener el cuarto hecho un solemne despiche: con ropa tirada por doquier, suciedad, etc., pero me desespera tener mi música de la compu desordenada. No sólo tengo todos mis MP3 ordenados en carpetitas de acuerdo al artista, y luego por álbum, el punto grave es que no puedo estar tranquilo si -por ejemplo- una canción se llama simplemente "Track 01", o bien aparece que el artista es "Unknown artist". Es raro (de eso trata este post, no), pero una situación como la anterior me produce una extraña ansiedad que no cesa hasta que cambio el archivo y ahora sí pasa a llamarse "Te lo pido por favor", interpretado por "Juan Gabriel" (por decir alguien). Qué varas!

4. Me preocupo (a veces mucho) porque se me vayan a acabar ciertos artículos "de primera necesidad" como el champú o la pasta de dientes. Se me hace terrible la idea de levantarme una mañana para ir el brete, y darme cuenta que no tengo desodorante que ponerme (!!!). De ahí que cuando agarro la botellita de champú y noto que ya le quedan pocos días, esa misma noche trato de ir al super a comprar la nueva. Así, ciertos días al mes mi closet guarda un duplicado de ciertos artículos (el moribundo, y el nuevecito). No sé si será pura pendejada, o bien aquel dicho de que "hombre prevenido vale por dos", el caso es que así me comporto.

5. Una vez tuve una crisis de índole intestinal mientras iba en el bus para el brete. No voy a dar detalles, sólo para aplacar el morbo voy a decir que NO me cagué (casi, casi, pero NO). El caso es después de aquel fatídico día nunca más pude volver a ponerme el mismo boxer con el mismo pantalón. Qué raro verdad? Como si la ropa fuera la culpable de tan horrible episodio.

Bueno, el tema claramente da para mucho más. Voy a dejarlo acá de momento para seguir con el cochino brete de la U que estaba haciendo antes. Otro día les cuento más varas raras.

Sabes Lucas, la gente anda diciendo que tu y yo estamos locos...

19 de junio de 2007

ya casi

Ya casi vuelvo a la escritura. Mucha vara de por medio, mucho cansancio. Tanto que pensar y poco que escribir...