20 de junio de 2007

rarezas

En realidad el título bien pudo ser "manías", "loqueras", incluso "playadas"; el punto es que todos tenemos un conjunto de rarezas que otros podrían calificar como cosas extravagantes y hasta incomprensibles, pero que igual nos definen como personas y nos alejan un poco de la falaz idea de normalidad que todos intentamos aparentar. Así que acá les van algunas de mis rarezas:

1. A un libro nuevo (sólo para libros de verdad, no cuentan los de la U o el brete) no le pongo mi nombre hasta el propio día que empiezo a leerlo. Aunque ya es mío, pagué por él, no lo hago oficialmente parte de mi colección hasta que inicio su lectura. No sé a qué se debe, ciertamente no es miedo a que no me guste y que por ende lo vaya a cambiar o algo por el estilo, pero igual simplemente no puedo hacerlo antes.

2. Considero algo atroz empezar un libro y no terminarlo. Muchas veces he tenido que soportar novelas francamente espantosas sólo porque no me parece correcto mandar el trabajo de un autor al quinto carajo. A esta rareza no le encuentro una explicación lógica (solidaridad entre colegas... seás picha!). Hasta ahora, el único libro que me he atrevido a dejar luego de varias páginas, es "Ulises", de J. Joyce: será uno de los grandes clásicos, pero igual no pude con él (sigue esperando en mi mesita de noche).

3. No soy fanático (ni esclavo) del Orden, tampoco me voy al extremo de tener el cuarto hecho un solemne despiche: con ropa tirada por doquier, suciedad, etc., pero me desespera tener mi música de la compu desordenada. No sólo tengo todos mis MP3 ordenados en carpetitas de acuerdo al artista, y luego por álbum, el punto grave es que no puedo estar tranquilo si -por ejemplo- una canción se llama simplemente "Track 01", o bien aparece que el artista es "Unknown artist". Es raro (de eso trata este post, no), pero una situación como la anterior me produce una extraña ansiedad que no cesa hasta que cambio el archivo y ahora sí pasa a llamarse "Te lo pido por favor", interpretado por "Juan Gabriel" (por decir alguien). Qué varas!

4. Me preocupo (a veces mucho) porque se me vayan a acabar ciertos artículos "de primera necesidad" como el champú o la pasta de dientes. Se me hace terrible la idea de levantarme una mañana para ir el brete, y darme cuenta que no tengo desodorante que ponerme (!!!). De ahí que cuando agarro la botellita de champú y noto que ya le quedan pocos días, esa misma noche trato de ir al super a comprar la nueva. Así, ciertos días al mes mi closet guarda un duplicado de ciertos artículos (el moribundo, y el nuevecito). No sé si será pura pendejada, o bien aquel dicho de que "hombre prevenido vale por dos", el caso es que así me comporto.

5. Una vez tuve una crisis de índole intestinal mientras iba en el bus para el brete. No voy a dar detalles, sólo para aplacar el morbo voy a decir que NO me cagué (casi, casi, pero NO). El caso es después de aquel fatídico día nunca más pude volver a ponerme el mismo boxer con el mismo pantalón. Qué raro verdad? Como si la ropa fuera la culpable de tan horrible episodio.

Bueno, el tema claramente da para mucho más. Voy a dejarlo acá de momento para seguir con el cochino brete de la U que estaba haciendo antes. Otro día les cuento más varas raras.

Sabes Lucas, la gente anda diciendo que tu y yo estamos locos...

7 comentarios:

Niebla dijo...

1. Ponerle nuestro nombre a un libro, de por sí es ya una rareza. Mi rareza complementaria es que no creo que los libros o la música o las películas me pertenezcan (bueno en realidad me cuesta hacerme a la idea de ser dueño de algo, pero particularmente con estos géneros es imposible) y por eso trato de prestar todo lo que tengo, porque si algo creo que es atroz, como decís vos, es ver libros en la biblioteca sin usar o música sin que alguien la escuche o cine sin que alguien lo disfrute, siempre debe haber alguien que pueda disfrutar de todo esto, y si no regresan a mí nunca, pues ni modo, por lo general ni me acuerdo. Cuando quiero volver a leer un libro y no lo encuentro en dos días, lo vuelvo a comprar, porque ya se que pasó a mejores manos.
2. Uy que disciplinado, yo en realidad si que he mandado libros prácticamente a la basura, por infumables, recuerdo dos de Oscar Arias, la Guerra y la Paz y Ciudadela de Saint Exupery. Este último, después de un libro foro al que asistí, volví a leermelo y me abofeteó, que digo abofeteó, me agarró a pichazos y me dejó al borde de la muerte en el piso, y me lo merecía, eso también me pasa mucho, libros que no puedo leer en un momento de mi vida, regresan después y me enseñan mares de cosas.
3.Comparto tu playada por el orden de la música, y ahora me tocará triple, porque por una ayotada borré toda la música del ipod y ahora va de nuevo... jiji, vale que al menos desestresa.
4. Lo que no puedo imaginar, es hasta qué momento preciso de uso, determinas que es hora de comprar otro condón... mejor ni me digas... no vaya a ser que apliques la misma teoría del champú... jiji
5. Y que puedo decir yo de mis intestinos y otros órganos renales... hace falta un guarito para hablar ... ¡¡salud!!

Luisma dijo...

Como decía un correo que había circulado hace bastante rato: el condón es 97% seguro, por lo tanto lo uso 97 veces, y luego lo tiro a la basura... Jajaja.

Muchas gracias por todos tus comentarios mae, pero especialmente por tu lectura de estos santos lugares a los que muchas veces quisiera dedicarles todo mi tiempo... Tuanix!

Anónimo dijo...

Todas las rarezas están sumamente curiosas, pero tengo que decir que la que más me sorprende es la combinación de ese famoso Boxer-Pantalón! .... Esa no la hubiera pegado en tooda la vida!!!

Anónimo dijo...

Yo soy atroz!!! jajajaja... yo suelo no terminar libros a menudo. Pero yo lo llamo "pausar la lectura", esas pausas pueden ser días, semanas, o años.
Los libros pausados van a la sección de libros inconclusos, donde tendrán una segunda oportunidad.
Y no los pauso por desinterés, sino por tiempo, porque otro libro captó mi atención, en fin, una vez pausé un libro porque me gustaba demasiado y sentía tristeza de que se me acabara rápido... tons decidí darle unos años más de protagonismo y expectación. Raro no? Pues de rarezas se trataba :)

Luisma dijo...

Y yo que me consideraba raro... Jeje.

Me acordé de un capítulo de Friends en que Joey está leyendo un libro, y como venía una parte muy triste, el mae lo "guarda" en el congelador de la nevera... Ya ves, hasta los personajes de ficción tienen sus rarezas.

Luisma dijo...

Por cierto Rolo, lastima que no sabía eso de que tus libros "pasen a mejores manos" cuando me prestaste aquel diccionario de mitología, me hubiera hecho el mae lindamente ;)

Niebla dijo...

Lo peor es que alguien si lo percibió, porque a los días que me lo devolviste me lo pideron y desde entonces no lo veo... ese es de los libros a los que ya eché tierra, por cierto es como el cuarto diccionario de mitología que compro... señas de que son libros muy interesantes.

Claro, espero que no lo hayan metido al congelador, porque ese es un truco de brujería super común, congelar al enemigo, metiendo su nombre escrito al congelador... te imaginás toda esa fauna congelada inconcientemente por alguien... uy no!!