23 de julio de 2007

honor a quien honor merece


En esta noche lluviosa quiero rendir tributo a unos compañeros de vida que a lo largo de los años se han comportado siempre a la altura de los acontecimientos: mis Hi-Tec (sí, los de la foto).

Los tengo desde hace unos 5 ó 6 años, y aunque para muchos sean un objeto material como tantos otros, la verdad yo a ellos los quiero. Pero cómo no quererlos! Han estado conmigo en las buenas y en las malas, en el frío y en el calor, en la sobriedad y en las borracheras, literalmente han estado hasta el cuello de mierda, y acá están como los grandes. No es que la gente de Hi-Tec me esté pagando $5 mil por este post, pero la verdad es que de las cosas buenas que he comprado alguna vez, estos maes están volando (como dirían en Snatch, están "tip top"), son casi indestructibles, sin que por eso sean incómodos o feos. Quién puede rajar que apagó una fogata con sus zapatos sin que la suela no sufriera ni siquiera un rasguño?... Al quinto carajo con Nike, Adidas, Timberland o cualquier otro, mis Hi-Tec les parten el hocico, ayyyyy!!!

Son muchos los recuerdos que nos unen: con ellos subí el Chirripó, vimos las primeras luces del día en el cerro Ventisqueros, caminamos por los riscos filosos que llevan al cráter del Rincón, pisamos las piedras ardientes de los Azufrales, nos hemos hundido en el barro de la laguna Hule, sumergido en el agua helada del río de Tapantí, permanecido estáticos junto a una tortuga en pleno desove. Muchos nombres los evocan: Monteverde, aventura, Volcán Turrialba, polvo, Irazú, frío...



Y eso solamente por mencionar experiencias en suelo patrio, ya que ellos también han sabido darse sus gustos "más allá de nuestras fronteras". Caminamos por las antiguas calles empedradas de la ciudad de Antigua, por la arena blanca de la ribera del lago Atitlán, por el mercado municipal de Managua... Y ni qué decir del viaje al Sur, ahí estuvieron conmigo cuando -por fin- conocí la nieve, caminando en la cara del cerro Catedral que mira al Nahuel Huapi; también recrearon los pasos de Sabato por la Recoleta y Retiro, nos tomamos una cerveza fría en una pizzería de Buenos Aires, nos asomamos a los riscos plagados de fósiles con los que la Patagonia se defiende del implacable Atlántico, nos reencontramos con Marcelo y Paula y lo celebramos subiendo hasta la base del Fitz Roy. Y así los pasos perdidos nos llevaron hasta el auto proclamado "Culo del Mundo", la austral ciudad de Ushuaia, eso sí, pasando antes por el lugar más espectacular y maravilloso que la naturaleza me ha permitido conocer: el Glaciar Perito Moreno, auténtico coloso de nieve y hielo que aún con toda su magnitud nos regaló, cual bondadoso soberano, la oportunidad de caminar sobre su lomo helado.

Estos días son tranquilos para mí y mis queridísimos Hi-Tec, tal vez salga un paseito un fin de semana de estos, ya veremos. De momento el horizonte apunta al próximo mes de setiembre cuando esperamos celebrar los 186 años de independencia (literalmente) pateando a algunos hermanos centroamericanos en el concierto de Héroes del Silencio en Ciudad de Guatemala... Ya saben muchachos, a darle duro!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hasta con un tributo a unas zapatillas, me haces llorar!!! te quiero mucho

Luisma dijo...

Qué te diré Paulita, si a mi también se me salen las lágrimas al recordar cada minuto del viaje al Sur... Sin tu ayuda y -sobre todo- sin tu corazón no hubiera pasado de Madryn.

Un besoTE!

Christian Bermúdez dijo...

me han conmovido tus Hi-Tec! yo también le tengo cierto fetiche a algunos cachos... la verdad es que algunos se comportan a la altura, pese a andar siempre por los suelos! Suerte en Guatemala. Dichoso!