17 de junio de 2009

Licores & Afines


Para Rolo, con quien tengo afinidad...

Aunque suene a la historia del más borrachín, aprendí el significado de la palabra "afines" gracias a la clásica licorera Dionisios en el puritico centro de Cartago. El rótulo del lugar (que dicho sea de paso es el mismo desde que tengo uso de razón) mostraba orgullosamente:

Dionisios
Licores & Afines

Y al bichillo Dionisio con sus clásicas uvas que para un maesillo de menos de 10 años no representaban nada de nada... (bendito desubrimiento años más tarde)

Pero bueno, el cuento es que gracias a la mencionada tienda de bebidas espirituosas me enteré (por mi tata, creo recordar) que existe afinidad o proximidad entre los distintos licores: como el whiskey con la cerveza, o el vino con el cognac, o el guaro con el té frío, que si bien este último no entra en la categoría de "aguas mareadoras", su proximidad con el guaro produce un resultado que bien es catalogado como todo un éxito por los entendidos en el tema de los licores y afines.

El tema de reflexión llega cuando la afinidad es entre nosotros mismos, seres humanos cada uno inconmesurablemente complejo e imposible de catalogar en base a la cantidad de malta y cebada que nos compone, o bien al grado alcohólico que orgullosamente exponemos. Y eso solamente en el tema de quienes somos, pero qué pasa cuando se nos ocurre mezclar el siempre espinoso tema de dónde venimos: ¿es que acaso mi condición de malbec es una limitante para mezclarme con un cabernet sauvignon? ¿Qué pasa entonces si las estadísticas confirman que en la mayoría de los casos los individuos de una cepa buscarán a una individua de la misma especie? ¿Por qué pasa casi siempre esto, es una "ley natural"?

Yo no tengo respuestas (pa' variar), pero definitivamente el tema de la afinidad me ha venido hoy a la jupa... Por ahí son puras incoherencias, no sé... Pero por un lado pienso y pienso al respecto e igualmente se asoma a veces la historia de Rubés Blades sobre el Capitán y la Sirena:

...yo no sé respirar en la tierra mi amor,
con dolor le decía la sirena,
yo no sé respirar bajo el agua del mar,
contestaba el marino con pena...

¿Entonces qué? Tanto quilombo por la afinidad y buscar y encontrar nuestra estrella. ¿Es todo un tema de razón o de corazón?

¿Qué haceeeer? ¿Qué haceeeer? Yo no sé Rolo, como te dije antes, quiero la CLARIDAD para saber qué hacer.... Como bien dijo El Salmón, quiero arreglar todo lo que hice mal, todo lo que escondí hasta de mí.

Y bueno, contradictorio o enredado (o ambos) con vos siento grandes y siceras afinidades y me ha hecho un bien enorme poder hablarte esta noche... Gracias de todo corazón. TQM.

1 comentario:

Rolando C Vargas dijo...

Encontrarte escribiendo nuevamente es la mejor señal de júbilo universal que puedo pedir a la vida. Por lo pronto, yo soy un guaro recién destilado, que todavía huele a colonia Mennen, pero al que puedes acompañar con prácticamente lo que sea (te conté que ya lo probé con todos los sabores de Tropical y pasó la prueba, sobre todo con la piña). No exijas mucha claridad en tu vida, porque podrías deslumbrarte. Las sombras son las que te permiten ver.