16 de septiembre de 2007

hacía falta ver las caras

Buenas noches!... Hacía falta ver las caras...

De esta forma Enrique Bunbury nos daba la bienvenida al primer concierto de la gira de reencuentro 2007. Por fin se desencadenó la locura generalizada en el Estadio del Ejército (para los que venimos de un país sin milicia, mejor llamarle "el estadio donde juega el Aurora"). Aunque para ser fieles a los sucesos del sábado, ya horas antes del inicio del chivo se habían presentado episodios de júbilo que tuvieron su punto culminante en el derribo de la barrera que separaba las secciones de Gramilla y V.I.P del estadio; como consecuencia toda la grama pasó a ser una sola sección, en mi caso V.I.P., porque estuve entre la segunda oleada de personas que saltamos la finada barrera (necesité 3 intentos para lograrlo y la ayuda de Harolito) y pudimos entre empujones, codazos y uno que otro "con-permiso" llegar a sólo cuatro filas del escenario... Qué éxito!!!

Pasada la descarga de adrenalina, y disipado el miedo de que los maes de la seguridad te pegaran la pichaseada de tu vida, ahora nada más quedaba esperar el ruido y la furia. Cerca de las 8 de la noche, las quinielas se organizaban para ver cual sería la canción con la que Bunbury y sus muchachos abrirían su recital... Nadie lo hubiera imaginado, El Estanque, una larga introducción que a más de uno nos hizo palpitar el corazón como nunca antes. Ya como para ir entrando en calor, la siguiente entrega fue Deshacer el mundo, y ahora sí la gran masa humana se hizo un solo cuerpo y un sólo grito: "Héroes, Héroes".

No puedo recordar todas las canciones que tocaron, pero el repertorio fue bastante amplio, casi 2 horas y media de espectáculo, y lo digo así porque además de la música todo era espectacular: el escenario, las luces, las pantallas (mención especial para los elementos visuales de En los brazos de la fiebre, definitivamente les quedó super bien logrado, William Blake estaría orgulloso), y los mismos Héroes manejándose a su antojo en la monumental tarima. Como era de esperar, Bunbury es el amo y señor del chivo, logra con el público lo que quiera y se mueve todo el tiempo mejor que Mick Jagger... Un ídolo.

[Pausa para desayunar]


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