26 de abril de 2007

no se trataba pues de...


Todos los que veían por primera vez la vieja construcción de madera se preguntaban acaso si aquella nave de inusual longitud era una iglesia abandonada, desprovista ahora de la cruz que hubiera confirmado su pasado y cuya ausencia, lejos de disminuir la magnitud del edificio, le otorgaba un velo de misterio que hacía de aquel lugar el punto donde se concentraban las miradas de cualquier visitante que alguna vez llegase al pequeño poblado al pie del volcán.

Cuando el viejo la vió sus ojos se iluminaron, tuvo que tomar aire pues aún no salía del asombro de haber encontrado en pie un lugar que creyó sólo existía en sus recuerdos más lejanos. Ahí vivió mi tata -dijo- y tomando nuevamente aire, haciendo un evidente esfuerzo por ordenar las palabras que el cerebro precipitaba a su atrofiada lengua, añadió: lechería la central...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Se me nublan los ojos al leerte....

Anónimo dijo...

Una vez escuche: "nunca se vuelve al mismo lugar", frase sabia.
Pero no tiene que ser desagradable, a veces es lindo volver, mirar, y sonreir, a pesar de que el lugar, definitivamente, ya no es el mismo.